
Las ilusiones de un futuro diferente, el cual a veces imaginamos desde nuestra infancia, para muchos se esfuman con el pasar de los años. No así fue el caso para Andrea Mena, una joven Latinoamericana que lleva ya 10 años aproximadamente de vivir en Beijing. Andrea es originaria de Costa Rica, un pequeño país centroamericano muy lindo y lleno de una naturaleza cautivante que atrae a visitantes de muchas partes del mundo. Un país que ha sido ejemplo de gobernabilidad para sus vecinos países centroamericanos. Un país que abre sus puertas a quienes necesitan refugio. Una nación que trata día a día por surgir en el medio de los problemas y dificultades que agobian a los países latinoamericanos. Andrea nació aquí, en la provincia de Heredia, en un pintoresco pueblo cafetalero.
Desde pequeña Andrea ya soñaba con poder un día ver China con sus propios ojos. Ella escuchaba historias sobre una China de pueblitos en zonas montañosas bordeadas por ríos ondulantes que se desplegaban pacientemente a los pies de estas. En su mente, la imagen de China en esas historias era un lugar lindo y mágico. Andrea se sintió inspirada también por su madre quien desde muy joven trabajó con unos chinos, de quienes pudo aprender muy de cerca rasgos de su cultura y costumbres. Cuando Andrea aún estaba haciendo sus estudios universitarios en Costa Rica, ella y su mamá se motivaron a tomar cursos de chino. Durante este tiempo, Andrea aplicó a una beca para estudiar Mandarin en China y después de un largo proceso de selección recibió la buena noticia de haber sido seleccionada. Su visión de conocer China se materializó en ese instante. Ella vino a Beijing en el 2010 por 10 meses a estudiar Mandarín. Después de estos diez meses decidió quedarse un año más para continuar mejorándose más en el idioma. Poco a poco Andrea se fue abriendo camino y encontrando oportunidades profesionales que la fueron llevando hasta donde se encuentra ahora.

Andrea, graduada de una de las más prestigiosas universidades en Beijing, La Universidad de Renmin, con una maestría en Derecho Chino, siente un enorme orgullo por haber alcanzado sus sueños que tenia desde pequeña de vivir en un país con este nivel de desarrollo y competitividad. El camino para llegar acá no fue fácil. Andrea ya tenía dos años de vivir en Beijing y habiendo terminado sus estudios en Mandarin, aplicó de nuevo para una beca sobre Maestría en Derecho Chino en dicha universidad. Y lo logró, sintiéndose muy contenta y agradecida de tener otra oportunidad para sus estudios profesionales. Andrea estaba muy orgullosa de sí misma, fue un privilegio el poder continuar abriéndose camino en su vida profesional en Beijing. Por supuesto, serían años que conllevaría una vida de mucho trabajo, sacrificios y de aprender a vivir con lo que tenía y no desperdiciar dinero, como bien recuerda ella. Los costos de vivienda, comida e incluso materiales didácticos, libros, etc corrían por cuenta de ella. Esto obligó a que Andrea trabajara para poder sustentarse mientras realizaba su maestría.
La vida premiaba a Andrea, sin embargo, ella extrañaba mucho su país, sus comidas, su familia, el vivir cerca de los suyos, de poder platicar a diario o sentarse con tíos y abuelos cada fin de semana a tomar cafe y charlar por horas. Ese contacto cercano con la familia fue una de las cosas que Andrea extrañaba y aún extraña al estar fuera de su país. Sus primeros meses en China traían esta nostalgia de la vida familiar en Costa Rica. Pero a pesar de estar viviendo en una ciudad enorme, moderna, con mucho bullicio y movimiento, Andrea no tuvo un choque cultural fuerte. Ella traía dos visones de China, una que reflejaba a un país rápido y moderno, con mucha infraestructura y la otra imagen, que conservaba desde su niñez, la de una China de los hutones, de la vida calmada de la zona rural. Esto ayudó a Andrea a no tener un choque muy fuerte cuando recién llegó al país.

Andrea, una centroamericana que ha labrado su futuro en uno de los países más fuertes en el mundo, me dice en sus propias palabras que esto ha sido “un gran honor como costarricense surgir en una sociedad competitiva. Eso dice mucho de nuestra capacidad de adaptación y de nuestras ganas de salir adelante. Históricamente hemos pasado por momentos muy complicados y se nos ha puesto un estereotipo que como centroamericanos estamos obligados a romper. Somos personas muy valiosas que venimos de una zona desfavorecida, en vías de desarrollo, pero somos parte de la fuerza laboral que ayuda a mover la economía mundial. Como centroamericanos seguimos enfrentando retos importantes y cada vez que uno de nosotros sale y surge en otras latitudes, en países difíciles como China, deber ser motivo de orgullo para sí mismo.”
Andrea trabaja actualmente como consultora legal en asuntos relacionados a comercio o de índole legal entre China y América Latina. Su función principal es la de asesorar y ayudar en el proceso de registro de marca a empresas que están estableciéndose, así como el apoyo legal en temas de importación. También brinda servicios como el de acompañar y asesorar a importadores que necesitan colocar bienes en América Latina y ellos no pueden hacer presencia en China para elegir el mejor producto a importar. Andrea junto a otros abogados decidieron abrir su propio emprendimiento en el 2016: Lafa Law Legal Services donde facilitan estas asesorías legales en Chino, Español e Inglés según sea la necesidad particular del cliente.

Andrea continúa enfocada en su trabajo, fruto de su esfuerzo diario y de sus ganas de superación. En sus planes están por supuesto regresar a su país, Costa Rica, aunque aún no sabe cuándo. Mientras tanto ella espera y lucha por hacer crecer más su negocio, llegar a más empresarios que necesiten de sus conocimientos legales y por supuesto seguir creciendo como persona.

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